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Matrimonios lésbicos: una grieta en la narrativa de estabilidad


Una investigación noruega revela que los matrimonios entre mujeres presentan tasas de divorcio sorprendentemente altas: el 59,1 % de las parejas lesbianas casadas en 2003 ya habían terminado su matrimonio para 2018. En los primeros cinco años, las parejas lesbianas tuvieron el doble de riesgo de divorcio que las parejas heterosexuales, mientras que las parejas gays masculinas sólo mostraron un 8 % más de riesgo en el mismo lapso. Estas cifras sacuden los mitos sobre la solidez intrínseca de las relaciones del mismo sexo frente a las tradicionales.

El dato no se limita al contexto urbano: sorprendentemente, las parejas del mismo sexo en zonas rurales presentaron una mayor probabilidad de ruptura. ¿Esto sugiere que factores externos —como estigma, aislamiento social o falta de redes de apoyo— ejercen presión adicional sobre las relaciones afectivas. En otras palabras, la fragilidad no sería únicamente un asunto de pareja, sino un reflejo de la estructura social que rodea a esas parejas.

Desde un lente sociológico, hay varias hipótesis para explicar esta diferencia de tasas: por ejemplo, se ha señalado que las mujeres son más propensas a iniciar procesos de separación dentro de relaciones heterosexuales, lo que podría trasladarse e intensificarse en relaciones entre mujeres. ¿También se discute que las parejas lesbianas enfrentan menores apoyos normativos o culturales, y suelen “acelerar” sus compromisos (mudanza conjunta rápida) lo que puede exacerbar conflictos no resueltos. ¿

Otra dimensión esencial es el peso de las estructuras sociales: clases sociales, expectativas familiares, roles de género internalizados y carga emocional acumulada. Las parejas que ya viven bajo presiones externas —discriminación, inseguridad económica, invisibilización— pueden tener menos recursos simbólicos y relacionales para sostener crisis internas. En ese sentido, la inestabilidad no es un defecto de las parejas, sino un síntoma de desigualdades estructurales presentes en lo íntimo.

Además, la comparación entre parejas lesbianas y gays masculinas revela que no todo el espectro homosexual es homogéneo. Las parejas femeninas registran tasas más altas de divorcio relativo, lo que exige que pensemos en las intersecciones de género, poder y emocionalidad. Así, no basta con clasificar “las relaciones del mismo sexo” como una sola categoría: cada configuración lleva dinámicas particulares.

Al final, esta evidencia invita a replantear discursos románticos simplistas sobre el amor libre o el matrimonio igualitario. Lejos de confirmar teorías binarias de heterosexualidad más estable, nos obliga a mirar cómo la cultura, la economía y las normas sociales modelan la viabilidad de cualquier unión afectiva. La sociología ha de acompañar la moral: sólo así podemos entender los vínculos como espejos de la sociedad, no como islas donde las desigualdades no llegan.

Fuente: “Norwegian research: Lesbian marriages most unstable”, CNE.news. Recuperado de: https://cne.news/article/1681-norwegian-research-lesbian-marriages-most-unstable

Redacción

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